Las fórmulas cosméticas naturales prometen un doble equilibrio: salud y ecología. Muchas mujeres confían en la fitocosmética como fuente de belleza. Principalmente porque no “disimulan”, sino que sanan y mejoran aspectos de la piel. Hierbas y plantas de la Araucanía Andina son utilizadas en el laboratorio de Victoria Sepúlveda, quien junto a su esposo Rodrigo, desarrolla el emprendimiento Gaia.
“En plantas medicinales hay un conocimiento popular muy arraigado”, inicia Victoria, quien es farmacéutica titulada de la Universidad Austral de Chile. “Por ejemplo, uno dice matico y la gente sabe que es un cicatrizante. O rosa mosqueta y dicen es para las manchas. Lo que hace la fitocosmética es tomar el extracto medicinal de cada planta. Y obtener las propiedades de manera íntegra para ponerlas en una formulación. Ahí es donde aplico mis conocimientos”.
Victoria nació en Villarrica y su esposo Rodrigo es de Cunco. No solo comparten su interés por el medioambiente y una familia con dos niños de 4 y 2 años. También tienen la misma profesión y un gran compromiso por la cosmética natural. “Tenemos un sello que es la manera artesanal de trabajar, porque así se guardan más propiedades. Nuestro aporte es la aplicación de extractos propios, elaboramos aceites esenciales y aceites vegetales, y hacemos alianzas con agricultores locales que también los preparan”.
Belleza respetuosa y sustentable
Otra característica de la fitocosmética es el respeto por el entorno. Tanto el comunitario como el ambiental. “Nosotros cultivamos el matico y también lo salimos a buscar en la época en que se puede cosechar. Igual la hierba de San Juan, que se da muy bien acá en verano. Y la caléndula, que es una planta antiinflamatoria. En cambio, la manzanilla se la compramos a las señoras del campo y a pequeños agricultores. Muchas plantas medicinales se dan como maleza. Así que ayudamos a algunas personas a extraer parte de la ortiga o la menta, porque se les llena el campo y no quieren tanto. Ahí hacemos trueque: si me regala la menta le traigo una cremita y cosas así”.
Los productos naturales son elaborados con extractos vegetales libres de derivados del petróleo. También poseen aceites vegetales obtenidos del prensado en frío. Victoria recomienda tener ambos parámetros claros al momento de adquirir productos cosméticos.
“El aceite mineral, que es un derivado del petróleo, no tienen ninguna acción sobre el cuerpo, ningún beneficio, ayuda a abaratar costos en la industria cosmética. Los preservantes deben estar eco-certificados para que no generen toxicidad al medio ambiente ni al cuerpo. Un cosmético convencional con parabenos tiene un porcentaje muy pequeño de un extracto. Hay muchas marcas comerciales conocidas que usan por ejemplo solo el 3% de un extracto y ya dicen que es fitocosmética. La publicidad alcanza para mucho, hay que tener cuidado”.
La inclusión de los extractos por tanto resulta esencial. “Apuntamos a fabricar mucha materia prima nosotros mismos, el aceite esencial de romero, boldo, ciprés, canelo, cítricos (limón, naranja). Hacemos aceite esencial de menta y lavanda para los rollones de aromaterapia, y aceite esencial de eucaliptos, para el dolor de cabeza. Otros aceites esenciales no los hacemos porque requieren una gran cantidad de plantas que no tenemos. Por ejemplo, el de manzanilla es casi imposible hacerlo, estamos ahora tratando de cultivarla, y tapizar ciertos lugares”.
Crecimientos orgánicos
Las ferias artesanales tan comunes en el verano del sur son un lugar privilegiado donde abundan los productos de fitocosmética. Muchas personas adquieren nuestros productos durante sus vacaciones y luego los piden a través de las redes sociales o la pagina web. No solo por la calidad de los resultados, sino por la amplia brecha de precio. “Pagan por una crema convencional 28 mil pesos, versus una crema nuestra que cuesta alrededor de 10 mil pesos y ven mejores resultados al poco tiempo de uso. He recibido muy buen feedback”, cuenta Victoria sobre su experiencia como emprendedora en esta rama.
El desarrollo de Gaia ha estado acompañado por las propias necesidades de su fundadora. “Creé una línea para mamás cuando nació mi segundo hijo por el tema de las estrías, y se empezó a correr la voz de que yo la tenía. La línea de bebés se basa en lo que veo que es popular acá. El uso de manzanilla, matico y caléndula, por ejemplo. Aquí cuando a la guagüita se le cuece el potito, se le hace agua de matico. Es muy efectivo”.
Existen productos como los jabones de carbón vegetal que son muy solicitados. “Ayudan a limpiar los poros de una manera bien sutil, sin ser abrasivo. No irritan y son efectivos”. Medicinales y gentiles, son muchos los productos que la fitocosmética pone al alcance. “Preparo una crema con ácido hialurónico, extracto de manzanilla y aceite de argán que es un hidratante facial. Una crema con rosa mosqueta y matico que es desmanchadora. Una crema facial con aloe vera, extracto de caléndula y manteca de karité que logra texturas agradables y soluciona problemas”. La crema facial antiacné es muy efectiva. Se han demostrado sus beneficios en personas que deben usar mascarilla por largos periodos y se llenan de acné».
En comunión con un espíritu de defensa de lo natural, los nuevos desafíos de Victoria involucran aún más al medioambiente. “Estoy trabajando harto la línea de cero huellas, una línea de cero-basura. Como la línea de champú y acondicionador sólido. También estamos haciendo alianzas con una asociación que recicla envases plásticos: ellos reciclan la misma cantidad que nosotros vendemos para disminuir el impacto”, concluye.
Conoce más sobre el trabajo de Victoria Sepúlveda en el Instagram de su emprendimiento @Gaia.Naturals.Chile y sobre sus productos en Gaiachile.com
Puedes enviar información a: redaccion@mujerdelsur.cl
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