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La fe y el covid-19: Dios sin la bruma de las religiones

Fue una semana santa inusual. Sin procesiones ni multitudinarias ceremonias religiosas. Pero en cambio, aparentemente hubo más fe. La globalización de la pandemia conllevó a cambios insólitos tanto en las comunidades religiosas como en aquellas personas que hace apenas unas semanas no incluían la oración en sus ritos cotidianos.

Desde el Vaticano salió una invitación muy simple a tener fe: “dondequiera que estés, abre tu corazón a Dios, según tu propia tradición”. La persona que hizo la convocatoria fue el cardenal nigeriano John Olorunfemi Onaiyekan. Esto en el marco de la convocatoria de Religiones por la Paz, un movimiento internacional que reúne diferentes tradiciones religiosas. Su iniciativa nació tras la llegada de la pandemia y es consecuencia del covid-19.

“Todas las fronteras entre grupos religiosos están ahora erradicadas. Ya no se trata de cristianos, musulmanes, budistas, hindúes o nigerianos, italianos o españoles, blancos o negros: toda la humanidad está ahora en el mismo barco, a merced de la tormenta que es el Coronavirus”, dijo el cardenal. Declaraciones del Cardenal

La fe como una gran medicina

Así en medio de la pandemia, creer en Dios es el llamado de las religiones y así también lo recomienda los científicos. Desde la Universidad de Harvard surgió la neuroteología, una ciencia que estudia el impacto que tiene la fe en el cerebro humano. De acuerdo con sus estudiosos, la fe daría paso a estímulos positivos que repercutirían en mejoras en la salud física, mental y emocional. Además, las personas de fe se enfermarían menos y se recuperarían más rápido.

La tesis es polémica sin embargo han sido muchos los experimentos realizados para tratar de conseguir pruebas al respecto. Para ello los neurólogos indagan con experimentos cómo es la actividad espiritual. Lo hacen con equipos de escaneo que emiten reportes de los cerebros de monjas rezando y budistas meditando. Eso les permite revisar la red de transmisores neuronales y compararla con personas ateas o que no tiene fe.

El doctor Andrew Newberg, autor de “Principios de la neuroteología”, explicó al diario La Vanguardia lo que pasa cuando el cerebro de una persona ora o hace meditación. El investigador explicó que se produce una interacción cerebral extraordinariamente intensa. “Está el lóbulo frontal, que nos ayuda a focalizar la mente en la oración; el sistema límbico, que permite experimentar emociones poderosas; y los lóbulos parietales, involucrados en nuestro sentido de nosotros, y en su orientación en el espacio y el tiempo».

Comenzar a tener fe

No todas las personas están dispuestas a seguir rituales religiosos o convertirse, pero la buena noticia es que hay muchos caminos para alcanzar el estado que la ciencia señala como “espiritual”. Muchas culturas expresan su fe a través de la música y la danza, una forma especial de inspirar el llamado a Dios. Y curiosamente también conlleva a curarse.

Por ejemplo, el pueblo mapuche, como muchos pueblos originarios de América, celebran ceremonias religiosas que se basan en expresiones corporales con música. El portal memoriachilena.gob.cl resalta la importancia del pürún (danza en mapudungun). “Hay danza en la ceremonia curativa realizada por la machi, conocida como machi pürún”, relata.

En estos tiempos de covid-19 el llamado mundial a tener fe es simplemente la convocatoria una volver a sentir, de acuerdo con cada uno según su circunstancia, su cultura y su ser. No en vano la palabra “fe” proviene del latín fides, que significa “lealtad”, “fidelidad”, “tener confianza plena”.

Para envío de información: redaccion@mujerdelsur.cl

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