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Crianza responsable: Cómo darle voz y seguridad a tu hijo

Armando Bastida tiene miles de seguidores en las redes sociales. Amazon y otros portales venden sus libros. Ofrece asesorías y dicta conferencias. Incluso en tiempos de pandemia no detiene el ritmo y organiza un encuentro virtual sobre crianza respetuoso. Este se realizará de forma gratuita los días 4, 5 y 6 de septiembre con 17 ponentes y 20 conferencias. El humor fresco y la referencia a vivencias propias como padre y como hijo son su sello distintivo.

Los defensores de la crianza responsable consideran que ser educados no significa ser al pie de la letra “obedientes”. Que los paradigmas generacionales están cambiando, y que los padres primerizos deben confían en sus instintos. Uno de los representantes de esta línea innovadora de educación es Armando Bastida, coordinador de la comunidad Criar con Sentido Común.

Desde España y en medio de la vorágine que significa estar al frente de un evento que convoca a padres y madres de todo el mundo, Armando Bastida se toma un tiempo para compartir su pasión, su compromiso y su trabajo: enseñar sobre la crianza responsable. Su experiencia como enfermero de pediatría y padre de tres niños, le llevaron a escribir libros, ofrecer conferencias y crear la comunidad Criar con Sentido Común. Para MujerdelSur comparte sus reflexiones.

¿Por qué resulta tan necesario hablar de crianza responsable, siendo como es un acto «natural»? ¿Por qué la educación es tan cuestionada? 

Yo creo que es porque estamos en una fase de cambio. Durante décadas se nos ha educado con un estilo autoritario. Los niños y niñas no solo no teníamos voto, sino que muchas veces no teníamos siquiera voz. Se consideraba que estábamos bien educados si éramos obedientes. Y en la actualidad se ha visto que es mucho mejor que los niños crezcan con valores y criterio propio. En vez de obedientes sin saber muy bien por qué.

Entonces, cambiar eso, en una sociedad que lucha por seguir insensibilizando a los niños, genera fricción y polémica. Porque vas contracorriente. Si a eso le sumas unas cuantas prácticas como el colecho, la lactancia materna, el porteo -que ya se habían casi extinguido en muchas culturas y se están recuperando- es normal que las personas más tradicionales se molesten. O incluso que sientan que se les juzga por lo que hicieron. Pienso en abuelas y abuelos que reflexionan: «A ver si va a resultar que todo lo que hicimos estaba mal». Y no es cierto. Simplemente, ahora sabemos más cosas, y podemos, y debemos, intentar hacerlo mejor.

 ¿Qué patrones repetimos o hemos reforzado de forma negativa en las últimas generaciones (relacionadas con conductas, emociones, hábitos como la alimentación, la hora de dormir, etc.)?

A menos que al crecer o tener un bebé seas consciente de cómo te educaron o criaron, porque has leído o has conocido otras realidades, la tendencia es a olvidar lo malo y quedarte con lo bueno. Aunque te hicieran daño, aunque te hirieran, aunque te pegaran, aunque te hicieran sentir solo, en la mayoría de ocasiones vas a consideras que tus progenitores lo hicieron bien. Y que, si alguna vez te hicieron daño, por algo sería.

En su libro “Soy Papá” Armando Bastida describe cómo es en la práctica la labor de amar y criar a un hijo. Con su lenguaje directo y relajado, cuenta sobre su propia experiencia, puerta adentro de casa. “Sana, sanita: Diario de un enfermero de pediatría” es una divertida novela gráfica escrita a partir de las consultas de pediatría. Allí aborda temas como la conducta de las madres, la presencia de la abuela e, incluso, reflexiona sobre el sistema hospitalario.

Esto normaliza relaciones que pueden ser violentas o relativamente denigrantes. Y hace que muchas personas, al tener un hijo, repitan esos patrones: «Cómetelo todo o te castigo». «Tienes que dormir solo, deja de llorar, porque no vamos a ir». «No llores, no es para tanto…». «Haz como ese niño, que mira qué tranquilo está», etc.

Muchas frases salen casi automáticas porque no conocemos otra realidad, y porque no comprendemos que los niños y niñas merecen ser tratados igual que trataríamos a una persona adulta. Nadie le dice a su pareja que se acabe lo que tiene en el plato o esa noche duerme en el sofá, ni por supuesto le dice «No llores, que no es para tanto».

¿Por qué suele sorprender la participación del papá en la crianza activa? ¿Usted como padre y profesional, activista de la crianza responsable, cómo evalúa esta situación?

Creo que es lógico que sorprenda, porque la generación de padres que nos precede, excepto algunos casos, participó muy poco. El papel del padre era sobre todo el de imponer disciplina y el de traer el dinero a casa. El de manutención. Era una figura ausente, pero presente por su autoridad (mal entendida).

Seguro que mucha gente recuerda la típica frase «Cuando venga papá se lo voy a contar» de nuestras madres. Eso quería decir que papá era la persona de máxima autoridad en la casa. Una autoridad que muchas veces ejercía haciendo daño a los hijos. Que le acababan teniendo miedo en muchos casos, que los padres confundían con respeto.

«No tenemos por qué ser como fueron quienes nos cuidaron y educaron. No tenemos por qué cometer los mismos errores de nuevo. No tenemos por qué volver a ejercer la violencia y el daño moral que a muchos se nos hizo de pequeños. Básicamente, porque no se daña a quien se quiere».

Al ser padres autoritarios pero ausentes, la presencia hoy en día de padres más implicados, que se ganan la autoridad respetando y siendo cariñosos con sus peques, sorprende. Como si no formara parte de nuestra naturaleza de hombre. Como si lo normal fuera lo que hicieron nuestros padres, porque seguramente sus padres lo hicieron también con ellos.

El problema es que esto no ha sido siempre así, los hombres no hemos sido siempre así. Porque antes de la industrialización estábamos siempre en casa, y también criábamos a nuestros hijos. Así que ahora sorprende un poco el modelo de paternidad que en realidad viene de siglos atrás. Seguro que hay diferencias, claro, pero seguro que hay más similitudes con los padres de esa época que con los padres de los años 50-80.

Hablemos del congreso que organizan. Tendrá un alcance global (es online y la inscripción no tiene costo) podría decirse que los temas seleccionados para las ponencias interesan a todos sin distingo de cultura ni límites de frontera. ¿Cuáles son los temas que se abordarán y las razones por las cuáles se escogieron?

Las 21 ponencias del congreso las impartimos 17 de los profesionales del proyecto de Criar con sentido común. Al ser un equipo multidisciplinar, cada uno de los profesionales abordamos un tema más o menos concreto de nuestra especialidad. Así podemos abarcar diferentes campos y perspectivas.

Hemos seleccionado temas muy relacionados con la primera infancia. Sobre todo, la etapa de bebé, aunque hay temas que abarcan los primeros años. Esta suele ser la época de mayores dudas, de más necesidad de apoyo. De descubrimiento de uno mismo, de introspección de la madre y/o el padre. De revisar el modelo de madre y padre que ejerce, y ver si hay algo en lo que pueda mejorar.

E incluso para empezar a tener una línea clara de actuación. Estamos en un momento en el que a las familias que recientemente han tenido un bebé, se les da una lluvia de consejos contradictorios entre sí. Se les hace sentir «primerizos», como si no fueran capaces ni supieran, en absoluto, criar a su bebé.

Con las ponencias hemos pensado que podríamos ayudar a tener unas bases sobre las que cimentar el resto de la crianza.

Finalmente, ¿cuál es el objetivo de este encuentro y hacia dónde aspira dirigirse la escuela de madres y padres Criar con Sentido Común? ¿Y cuáles son los próximos desafíos de usted, a título personal?

El congreso tiene como objetivo celebrar el Día Internacional de la Crianza respetuosa, el 2 de septiembre. Y acercar esta filosofía de vida (el respeto por los demás en todos los aspectos de la vida) a cuantas más personas, mejor.

En referencia a la aspiración de la escuela de madres y padres Criar con Sentido Común y la mía a título personal, solo puedo decirles que el objetivo, siempre, es aportar calma, seguridad, cariño y apoyo. Intentamos ser una brújula para todas las madres y padres que se sientan un poco sin norte. Y acompañarles cuanto tiempo nos necesiten.

Es un trabajo muy necesario, que requiere de toda nuestra energía, pero muy bonito también.

Armando Bastida es enfermero de pediatría y coordinador de la comunidad Criar con Sentido Común. Para conocer más sobre él visita su portal y síguelo en sus redes.

Contáctanos: redaccion@mujerdelsur.cl

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