La salud visual va más allá de revisar la graduación. Hay que realizar una exploración específica y según resultados seguir un programa de entrenamiento visual con el objetivo de que la vista trabaje de una manera eficiente. Pueda percibir, procesar y comprender mejor la información que recibe. Esto es especialmente clave cuando se trata de niños en edad escolar.

¿Por qué mi hijo no rinde en sus estudios? se preguntan algunas madres. ¿Por qué se distrae o pierde interés en clase? Los oftalmólogos advierten que en muchos casos esto se debe a deficiencias visuales no advertidas. Y recomiendan acudir a consulta no solo cada cierto tiempo, sino ante ciertas evidencias. ¿Cuáles? El experto Fabio Delgado las detalla y recomienda cuándo se debe comenzar un plan de entrenamiento para mejorar la salud visual.

Uno de cada tres casos de fracaso escolar se relaciona con un problema de visión no identificado. Tener una buena salud visual y mantener las revisiones periódicas son imprescindibles para lograr la máxima calidad de aprendizaje en la etapa escolar. Si además se suma la situación actual de pandemia con posibles rebrotes y confinamientos, es necesario que los niños prestar atención en casa de posibles problemas visuales. Los más comunes son la miopía, el astigmatismo y la hipermetropía. Pero también hay otras disfunciones de la visión binocular detectadas que hay que analizar a fondo y que pueden afectar a su rendimiento escolar.

Poner el ojo en estos indicadores

¿Cuáles son los síntomas y signos que pueden señalar que no existe una buena salud visual? Fabio Delgado, director óptico de Cottet se refiere a aquellos casos en los cuales se descartan enfermedades visuales, pero persisten sospechas de que algo anda mal. “Hay que estar alerta si el niño se salta palabras al leer, confunde letras, tiene dificultad de concentración, mala caligrafía o lee más despacio que los demás. Porque podría tener un problema que dificulte su aprendizaje. Es necesario realizarse exploraciones optométricas anuales a partir de los 3 años y cribajes en las escuelas entre los 5 y los 9 años para detectar a tiempo y trabajar esas posibles deficiencias”, señala.

El especialista enumera los síntomas que pueden alertar de un posible problema en la función visual de los niños. Incluso en aquellos que ya lleven lentes graduados. Estos pueden ser los más habituales: Dolor de cabeza • Se salta palabras al leer • Borrosidad • Confunde letras • Picor en los ojos • Mala comprensión lectora • Ojos rojos • Lee más despacio que los demás • Le molesta la luz • Vocaliza cuando lee en silencio • Dice ver doble • Desvía un ojo • Se cansa al trabajar de cerca • Tiene dificultad de concentración • Se tapa un ojo • Mala caligrafía • No le gusta leer • No sabe cuál es la derecha o la izquierda.

Si se dan alguna de estas situaciones, se recomienda realizar un examen visual que requiere de una exploración específica. En una revisión convencional se estudia la salud ocular, agudeza visual y la refracción, mientras que con pruebas adicionales se explora la acomodación, la visión binocular, la motilidad ocular y las habilidades visuo-perceptivas.

Una buena salud visual repercute en el rendimiento y en los resultados académicos de los pequeños.

Entrenamiento para la salud visual

Cierto ejercicios enfocados en la visión pueden repercutir positivamente en el rendimiento escolar y mejorar las habilidades visuales. “Una buena capacidad lectora es determinante en la etapa escolar para una correcta evolución del niño y para lograrlo es especialmente importante analizar las habilidades visuales relacionadas con las tareas de cerca. La revisión visual inicial aportará todas aquellas respuestas necesarias para que el programa de entrenamiento refuerce positivamente el rendimiento escolar. De lo contrario puede derivar en dificultades de aprendizaje”.

Un plan de entrenamiento visual puede tener una duración de entre 4 y 6 meses e idealmente debe realizarse con el apoyo de un especialista. Comienza con un examen visual infantil completo en el que se evalúa la agudeza visual y el estado refractivo. En los niños, hay otras áreas visuales que requieren de una exploración específica para descartar posibles problemas de aprendizaje.

Ejercicios más frecuentes

Acomodativo: El control de la acomodación es la capacidad de enfoque en las tareas de cerca. Proporciona una lectura más relajada y eficaz, sin molestias ni dolores de cabeza. Permite realizar cambios de una distancia a otra sin dificultad y mejora la capacidad de concentrarse.

Binocular: Un mal control de la visión binocular puede causar que la lectura se vea afectada y sea necesario releer con frecuencia. Puede causar frecuentes pérdidas de lugar al leer o al copiar de la pizarra, dolor de cabeza y supresión ocasional.

Oculomotor: El control oculomotor permite leer sin tener necesidad de atender a detalles internos de las palabras. Utilizando otras estrategias, aumentamos la velocidad lectora. Un control pobre de los movimientos oculares puede requerir excesiva concentración en la lectura, dificultando su comprensión. Las omisiones, sustituciones y errores pueden ser debidos a un control inexacto de los movimientos oculares.

Visuo-perceptivo: Las habilidades visuo-perceptivas son necesarias para el reconocimiento y la discriminación de estímulos visuales, de manera que puedan interpretarse correctamente. Son habilidades que se utilizan en leer, escribir, cortar, pintar, jugar a la pelota, aprender conceptos matemáticos, etc. El entrenamiento visuo-perceptivo se basa en el trabajo de conceptos de organización y manipulación visual del espacio, desarrollo del esquema corporal, mejora de la memoria y discriminación visual. Y mejora de la coordinación ojo mano, necesaria para coordinar los estímulos visuales con respuestas motoras.

Fabio Delgado apunta para terminar que el 90% de lo que se aprende es a través de la visión. Por ello “hay que observar que si un niño debe realizar mucho esfuerzo para compensar sus deficiencias visuales, se cansará al leer, no querrá estudiar, se distraerá con mucha facilidad e incluso tendrá dificultades para practicar algunos deportes. Con un programa de entrenamiento visual, la mejora es muy significativa y ganará en seguridad y motivación”.

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