«Queremos Pan y también Rosas» es una frase increíblemente actual. Pero podría haberse originado a partir de una idea de Galeno de Pérgamo. El filósofo y médico griego habría escrito sobre la necesidad de alimentar el cuerpo (con pan) y el alma (con narcisos). Famosa desde principios del siglo pasado ahora es un himno en las concentraciones y marchas feministas.
Como cada 8 de marzo, este año las mujeres demandaron con fuerza viejas exigencias que pueden sintetizarse en la simbólica frase Queremos pan y también rosas. El reclamo feminista fuerte y masivo que se oyó este domingo mantiene el clamor de antaño. Pues se pide el reconocimiento de derechos básicos laborales e individuales como igualdad salarial y sin discriminación de sexo, y el cese a la violencia de género y al acoso sexual.
La primera vez que la hoy famosa frase se difundió en los medios fue con el poema de un hombre. James Oppenheim un poeta obrero, miembro de los Trabajadores Industriales del Mundo. Lo compuso en homenaje al movimiento por los derechos de las mujeres. Fue publicado como parte del libro “El grito de la justicia: Una antología de la literatura de la protesta social de Upton Sinclair” (1915).
En la introducción se señaló que el poema Queremos Pan y también Rosas había sido inspirado por la pancarta de una joven durante la huelga textil de Lawrence, Massachusetts (1912). La histórica manifestación feminista expuso la necesidad de recibir respeto, a través de remuneraciones justas, y dignidad, con condiciones de trabajo decentes. Las fechas, sin embargo, no indican que tal inspiración fuera posible.
Sufragio: el pan de la vida
En septiembre de 1911, Helen Todd publicó una crónica en The American Magazine, donde relató la campaña de 1910 en favor del sufragio femenino. Miembros del Club de Mujeres de Chicago como Catherine McCulloch (jueza), Anna Blount (cirujana), Kate Hughes (ministra), Jennie Johnson (cantante) y la propia Helen Todd (inspectora de fábricas), ofrecieron discursos.
Durante su intervención, Todd se refirió a la poética demanda. “La mujer es el elemento maternal en el mundo. Su voto ayudará a avanzar en el tiempo en que el Pan de vida, que es el hogar, el refugio y la seguridad, y las Rosas de la vida, la música, la educación, la naturaleza y los libros, serán la herencia de cada niño que nace en el país. En el gobierno del cual ella tiene una voz”.
Un año después Helen Todd explicó cómo la frase Queremos pan y también Rosas, recogió el espíritu del movimiento feminista.
Mil voces: Queremos pan y también rosas
La frase caló con tal fuerza que en mayo de 1912, se volvió mensaje político. Esta vez en Plymouth, Indiana, durante una manifestación en apoyo del sufragio femenino. Merle Bosworth la pronunció durante su discurso. Un mes después, Rose Schneiderman, de la Liga de Sindicatos de Mujeres de Nueva York, lo repitió. Fue en Cleveland, también en una campaña para luchar por el sufragio igualitario.
Su discurso fue publicado por la revista Life and Labor de la Liga de Sindicatos de Mujeres, y ella misma lo repitió en diferentes escenarios. Hasta hacerlo casi un himno. Un fragmento recoge: “Lo que la mujer que trabaja quiere es el derecho a vivir, no simplemente a existir. El derecho a la vida como la mujer rica tiene el derecho a la vida, al sol, a la música y al arte. La obrera debe tener pan, pero también rosas”.
El himno se vuelve universal
Autores apuntan a que el origen de la frase pudiera partir de una reflexión de Galeno de Pérgamo (c. 200 AD), vinculado al hombre mismo. “El que tiene dos tortas de pan, que disponga de una de ellas para unas flores de narciso; porque el pan es el alimento del cuerpo, y el narciso es el alimento del alma».
Acuñado ahora como símbolo feminista, la imagen de una hogaza de pan y una rosa representan la lucha de las mujeres. Entonado eso sí, con la letra de James Oppenheim en su poema Queremos pan y también Rosas. “A medida que vamos marchando, marchando, traemos con nosotras días mejores. El levantamiento de las mujeres significa el levantamiento de la humanidad. Ya basta del agobio del trabajo y del holgazán. Diez que trabajan para que uno repose. Queremos compartir las glorias de la vida. Pan y rosas, pan y rosas”.
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