Egresada como enfermera de la Universidad Autónoma, Marcela Lillo Ferreira tiene una profesión demandante. Lo es más en tiempos de pandemia. Las rigurosas medidas sanitarias que exige su trabajo son seguidas por ella y sus colegas al pie de la letra. Con consecuencias que los pacientes no ven. No se trata solo del estrés, sino de la irritación en la piel por el uso constante de sustancias antisépticas. Esta es la historia de cómo visualizó y creó una crema contra la dermatitis basada en la cosmética natural.
“Mi emprendimiento Mollis nació por una necesidad personal. Desde que trabajo en el hospital, hace más de siete años, sufro dermatitis por contacto. Probé un montón de productos de todas las líneas, marcas reconocidas, pero ninguna me hizo efecto. Decidí tomar un curso de cosmética natural y creé mi propia crema contra la dermatitis”, explica Marcela Lillo Ferreira.
Mamá de una niña de cinco años y un bebé de cuatro meses, la joven enfermera encontró más que una solución personal. En un principio compartió su producto -elaborado con el acompañamiento de un químico- solo su entorno cercano. Después comenzó a crecer la demanda y comprendió que tenía en sus manos una manera de ayudar a otros. No solo a colegas y personal de salud. También a pacientes, familiares y de forma ilimitada a todas las personas. Porque los nuevos hábitos de higiene generados por el Covid-19 conllevan al uso excesivo de jabón y alcohol gel.
En “la piel del otro”
Marcela trabaja en el Servicio de Recuperación del Hospital Regional (La Araucanía). Allí comenzó a darse cuenta de los beneficios de su producto. «Cuando las personas se lavan las manos siempre preguntan quién tiene crema. Yo aprovechaba para dar a conocer compartirlo sin pensar que pudiera llegar a ser un emprendimiento. Con el tiempo, como mucha gente recuperaba la piel me motivé. Fui a Sercotec, un poco a ciegas porque no sabía muy bien cómo me podían ayudar, y me orientaron”.
Como muchos emprendedores, ella buscó asesoría y fue rigurosa a la hora de tomar decisiones. Visualizó su emprendimiento y le dio nombre. «Mollis era lo que más se relacionaba con lo que yo quería hacer. Es una palabra en latín que significa suave”, señala. Aprobó el logo y hace unas semanas inició las ventas online a través de su página con un producto que la llena de orgullo por el alcance sus resultados.
“Mi crema contra la dermatitis”
La crema contra la dermatitis de Marcela Lillo Ferreira está avalada por el laboratorio Avillina y está basada en la cosmética natural. “Nuestro producto es de los pocos que tiene siete ingredientes que son los principios activos. Está elaborado con aceites esenciales de almendra, cacao, urea, lavanda, ciprés, propóleo y cera de abeja. Generalmente en el mercado es difícil encontrar una crema que tenga más de dos o tres ingredientes principales. Nosotros tenemos siete”.
La promesa es amplia. “Ayuda al proceso de cicatrización y mejora la elasticidad. La cera de abejas genera una película protectora que evita la penetración de los agentes desinfectantes. Los ingredientes que contiene se potencian los unos con los otros. Además, nuestra crema para la dermatitis tiene un tamaño de bolsillo que es fácil de llevar a todos lados”.
La superación de los emprendedores
¿Cómo afectó la pandemia al desarrollo del emprendimiento de Marcela Lillo Ferreira? El químico que me habían asignado se enfermó de Covid y tuvimos que trabajar nuevamente la fórmula con otro químico. Además, con el tema de la pandemia fue complejo conseguir frascos. Y todo encareció, también los aceites esenciales. Fue una espera larga hasta finalmente lanzar el producto. Aunque tengo mi permiso del Instituto de Salud Pública desde el 31 de marzo”, resume.
Como una mirada en retrospectiva, Marcela analiza el crecimiento de su idea y agradece los acompañamientos. “Mi principal apoyo es mi pareja, sin él me hubiera costado mucho más avanzar. Ahora es nuestro emprendimiento familiar. Mi hija echa las cremitas a la bolsa, para ella igual es su proyecto. Tengo ayuda de Sercotec, donde me asignaron a un asesor y también contraté a una mentora. Busqué un laboratorio al que me costó mucho llegar porque es el único de la zona sur. Y tengo a una colega, Nayza Westermeyer, que es un gran apoyo para llegar a otras personas”.
Actualmente el proyecto vibra y crece. “Ahora queremos elaborar un jabón que ayude a la humectación. Porque en el área de salud usamos uno que tiene triclosán, que es bastante agresivo con la piel. El jabón que estamos elaborando mantiene la humedad y es antiséptico. Obviamente está ligado a la cosmética natural. Queremos sacar también un labial, una funcionaria nos comentó que se le resecaban mucho los labios con el tema de la mascarilla. Queremos mantenernos en una línea enfocada en dar solución a personas que trabajan en el área de salud. Donde exponemos la piel a situaciones que ocasionan lesiones”.
¿Qué opinas sobre esta historia de crecimiento? Queremos leerte, deja tus comentarios. Si quieres conocer más sobre el emprendimiento de Marcela Lillo Ferreira visita su página y síguela en su Instagram.
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