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Grasas trans: baratas, mortales y poco reguladas

Las grasas trans se encuentran principalmente en productos industrializados sometidos a hidrogenación.

Las grasas trans están presentes en comidas rápidas, congelados, margarinas y pastelería. Su consumo provoca daños a la salud como obesidad y accidentes cardiovasculares. Desde hace  dos años, la Organización Mundial de la Salud promueve reglamentos para limitar o prohibir su venta.

Por: Agencia de Noticias Inter Press Services (IPS)

Aproximadamente 500 mil personas mueren anualmente por cardiopatías asociadas al consumo de grasas trans, en más de cien países. En otros 58 existen regulaciones que han puesto a salvo de esas sustancias nocivas a más de 3 mil 200 millones. Estos datos forman parte del reporte que la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de difundir.

La preocupación de la OMS no es reciente. Hace dos años lanzó una iniciativa para impulsar regulaciones que eliminen las grasas trans de producción industrial del suministro global de alimentos para el año 2023. A la fecha 58 Estados han legislado al respecto.

Grasas Trans = Obesidad

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, dijo al presentar el reporte que en medio de la lucha global contra la pandemia covid-19 debe hacerse todo lo posible para cuidar la salud de las personas.

“Esto incluye adoptar todas las medidas posibles para prevenir enfermedades no transmisibles, que pueden hacer a las personas más susceptibles al coronavirus y provocar muertes prematuras. Nuestro objetivo de eliminar las grasas trans para 2023 no debe demorarse”, declaró Tedros.

Los alimentos que contienen grasas trans son numerosos: alimentos congelados, como pastas, pizzas, el helado o helados. productos fritos o empanados y croquetas. Aperitivos salados, como papas fritas. Galletas, pasteles, tartas y productos elaborados con margarinas y mantecas. Comida rápida y sustitutos de crema no lácteos.

¿Qué es este temible enemigo?

Las grasas trans son ácidos grasos insaturados formados industrialmente al convertir aceite líquido en grasa sólida. Ese proceso, llamado hidrogenación, facilita que los aceites sean más estables y menos propensos al enranciamiento oxidativo. También que las grasas resultantes tengan una textura parecida a las de origen animal.

«Entre sus efectos sobre la salud está la acumulación de colesterol en las arterias, elevación de triglicéridos, enfermedades cardiovasculares y obesidad».

Están presentes sobre todo en alimentos congelados, empanizados, comidas rápidas, aperitivos salados, galletas, margarinas, mantecas y pastelería. A menudo se las utiliza porque son más baratas que las grasas relativamente más saludables.

El débil marco legal

Más de 100 países carecen de regulaciones sobre el empleo de grasas trans. Dicha carencia desemboca en la muerte de medio millón de personas, de acuerdo con los cálculos de la OMS.

Dos tercios de esas muertes se registran en 15 países, aunque cuatro de ellos (Canadá, Eslovenia, Estados Unidos y Letonia) aplican desde 2017 normas que se ajustan a las prácticas óptimas recomendadas por la OMS, al menos limitando a dos por ciento el contenido de grasas trans en todos los alimentos.

Los once países restantes (Azerbaiyán, Bangladesh, Bhután, Corea del Sur, Ecuador, Egipto, India, Irán, México, Nepal y Pakistán) aún tienen pendiente la adopción de medidas urgentes, recalcó la OMS.

«Además de salvar vidas, la eliminación de las grasas trans ahorraría a los países el dinero destinado a atender buena parte de las enfermedades cardíacas.

La OMS favorece la adopción de reglamentos de ámbito regional, en los que se establecen normas para varios países, que así regulan alimentos comercializables a través de fronteras, considerándola una “estrategia prometedora” para 2023.

Puso como ejemplo que en 2019 la Unión Europea aprobó una regulación basada en las prácticas óptimas. Y los 35 países de América aprobaron un plan de acción para eliminar a más tardar en 2025 las grasas trans de producción industrial.

Límite obligatorio: 2% máximo

En conjunto, esas dos iniciativas pueden proteger en más de 50 países a otros 1000 millones de personas que no estaban previamente amparadas por los reglamentos contra esas grasas.

Sin embargo, hasta la fecha la mayoría de las medidas normativas, incluidas las aprobadas en 2019 y 2020, se han adoptado en los países de ingreso alto en América y Europa.

Políticas que se ajustan a las prácticas óptimas se han adoptado en 33 países de renta alta y en siete de ingreso medio alto y 33 de renta alta, pero carecen de esas políticas países de ingresos mediano-bajo o bajo.

A pesar sus efectos negativos, la industria sigue empleando las grasas trans porque aumenta el plazo de consumo y estabiliza el sabor. Se recomienda revisar los ingredientes, prestando especial atención a la cantidad de grasas trans, las cuales pueden aparecer indicadas como parcialmente hidrogenado.

La OMS recomienda a los países que elaboren y apliquen políticas basadas en las mejores prácticas, con el límite obligatorio de dos por ciento de grasas trans en el contenido de aceites y grasas de todos los alimentos o que prohíban los aceites parcialmente hidrogenados.

También que promuevan reglamentos regionales o subregionales sobre las grasas trans, y que inviertan en mecanismos de seguimiento con capacidad de laboratorio para medir y controlar el contenido de esas grasas en los alimentos.

Puedes enviar información a: redaccion@mujerdelsur.cl

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