El miedo paraliza, en eso consiste su fuerza. Desde el cerebro reptiliano, la parte neurológica más antigua del hombre, el miedo genera una señal de advertencia para salvarnos. Mal entendido hoy en día, está asociado a la fragilidad. Cuando en realidad es un llamado, fuerte y claro, a tomar las armas. Aprende a reconocerlo y tomar valor a través de él.
A veces ante una situación puntual, en otras ocasiones frente a la vida misma. El miedo confirma que no es seguro seguir la señal de avanzar. En nuestra sociedad todos quieren hacerlo a un lado e, incluso, negarlo. Pero puedes convertirlo en un aliado. Los científicos siempre lo estudian de forma conjunta con una fiel compañera: “la reacción”.
El profesor de Psicología y Neurociencias en la Universidad de Duke, Ahmad Hariri, centra sus estudios en el miedo. O más específicamente en la amígdala, “el centro del miedo”, una estructura con forma de almendra que se encuentra en cada hemisferio del cerebro. Hariri prefiere llamarla el “centro de la anticipación”. Y en vista de que ya no vivimos en cavernas ni con tigres dientes de sable, él recomienda que cuando se sienta miedo hay que retornar a la racionalidad.
“Activar conscientemente la parte más mesurada y analítica de tu cerebro es la clave para controlar la ansiedad y el miedo desmedidos. Sin embargo, hacer esto no es tan fácil en una época en la que las redes sociales y las noticias nos enteran de cualquier desastre real o potencial en cualquier parte del mundo, y además lo hacen en un ciclo repetitivo”, advierte el neurocientífico en una entrevista concedida a The New York Times.
El no miedo: una filosofía
No se trata de pasar de un estado de miedo a uno de valentía y deseos de arriesgarse. En realidad, lo recomendable es asumir que existe un estado personal de inquietud y comprender que éste debe ser revisado. Las reacciones subsiguientes deben partir de ahí. Para comprender con racionalidad el llamado de alarma.
En este punto es atinado regresar a una idea de Epicteto, el filósofo griego. “Las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos» decía a sus pupilos de la escuela estoica. Ciertamente el miedo en el ser humano es muchas veces cerebral. De ahí que ante el miedo Epicteto recomendara, además del autoconocimiento, la imperturbabilidad, el desapasionamiento y los buenos sentimientos.
En resumen, ganarle al miedo no significa desaparecerlo. Más bien se trata de convertirlo en un compañero incómodo. Ante cada reto o en medio de un ataque de ansiedad, simplemente piensa: “él es parte de mi protección”. Eso sí, dicha la frase empéñate en revisar tu entorno y comienza un cambio interno de visión sobre tu mundo y tus acciones.
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