Tres mentoras de la Red Provoca analizan las barreras y cualidades actitudinales que tienen las mujeres Stem para desarrollarse en sus disciplinas de ciencias, informática, ingeniería y matemática.
El cierre de brechas de género históricas y el énfasis en fortalecer capacidades y espacios de participación femenina, fueron el foco de un conversatorio que realizó la Red de Mentoras PROVOCA, junto a tres mujeres Stem, Paulina Assmann, SEREMI de Ciencia Macro Zona Centro Sur; Andrea Araya, encargada de proyectos documentales del observatorio ALMA; y Amelia Bayo, directora de Núcleo Milenio de Formación Planetaria.
El webinar se realizó en octubre y fue organizado por AUI/NRAO -socio norteamericano del Observatorio ALMA, con el apoyo de LideraMujer. Durante el encuentro, estudiantes y profesionales de las disciplinas STEM (ciencias, informática, ingeniería y matemática) conocieron las barreras y desafíos a los que se vieron enfrentadas estas destacadas exponentes. Las tres valoraron la cercanía a modelos de rol a lo largo de su educación y el estímulo permanente de sus familias, además de cualidades en su personalidad asociadas a la disciplina, la autogestión y la tenacidad.
Crece la desigualdad de género
Paulina Bocaz, líder de la iniciativa PROVOCA (AUI/NRAO), señaló: “Creo que los espacios para la participación de hombres y mujeres son complementarios. En esta importante transición debemos cultivar la sororidad y la asertividad para encontrar una voz propia, y luego avanzar en cambios institucionales y sociales en los que los hombres pueden ser grandes aliados”.
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La mentora y astrofísica Paulina Assmann, destacó la importancia de llevar la pasión a todas nuestras elecciones. Y añadió: “Enfrentamos desafíos internos y externos. La pandemia dejó al descubierto las falencias y las brechas por resolver, pero también visibilizó la ciencia para resolver un problema global y ante esta problemática tenemos una gran oportunidad”.
Comentó que de acuerdo al Foro Económico Mundial (FEM), superar la brecha en igualdad de género tomaría 99,5 años hasta antes de la pandemia, y luego de ésta la estimación se elevó a 135 años. “En Chile, la política de igualdad de género tiene como meta obtener 50/50 en participación de hombres y mujeres hacia el año 2030, y qué difícil es hacerlo con esta tremenda desigualdad evidenciada en solo dos años. No obstante, la pandemia puso sobre la mesa el problema y también las herramientas para avanzar hacia un cambio cultural, desde la reflexión y la toma de conciencia, hasta la acción”, añadió la SEREMI.
Más mujeres Stem
Las expositoras coincidieron en la necesidad de habilitar un sistema que facilite el trayecto de formación y desarrollo profesional para las mujeres. Si bien al comienzo de las carreras universitarias STEM hay más mujeres, en la etapa de postgrado existen pocas profesoras titulares en la academia. Ello exige instrumentos de incentivo y el Estado tiene el deber de observar y monitorear dichos indicadores para cumplir con la meta planteada al 2030.
Por su parte, Amelia Bayo, mentora y doctora en astrofísica y cosmología, señaló: “Me gustaría vivir en un mundo donde las chicas hacen lo que les apasiona. Trabajar en lo que te hace feliz además te hace más productiva, lo que sin duda contribuye a ser la mejor versión de una misma y tener un mejor impacto en los demás. Encuentra algo que no te deje dormir y que eso supere a las dificultades que encuentres”. Para esta científica, es muy importante multiplicar los modelos de rol para que las niñas y mujeres se vean reflejadas y se imaginen un futuro posible en el camino como mujeres STEM.
En su propio caso, Amelia explicó que: “en los proyectos de Grupo Milenio, un 5 a 7% del total de las postulaciones avanzan a etapas siguientes y, en parte, yo lo logré por ser mujer. Pienso que el talento está distribuido, y para ello es necesario generar espacios mixtos para que estas conversaciones permeen diversos niveles. Debemos verbalizar para cambiar comportamientos. Para cambiar la política hay que cambiar la cultura y eso se hace en el día a día, tanto en espacios colectivos como domésticos”.
Finalmente, Andrea Araya, mentora y lingüista, precisó que: “Las mujeres tenemos una preciosa mirada del poder, más horizontal. Somos capaces de desarmar estructuras piramidales arraigadas por siglos en la sociedad. Los modelos de rol son un instrumento crítico para que las niñas vean que las mujeres pueden ocupar un espacio en carreras masculinizadas y puedan identificarse en ellas. Nada causa mayor impacto que un testimonio y una experiencia real y cercana, y ese impacto es bidireccional y exponencial”.
Araya destacó que las brechas en género son un problema especialmente preocupante en Latinoamérica y Chile, y por ende es necesario no quedarnos solo en la reflexión. “Necesitamos instrumentos para corregir los vicios de sobre representación y que las niñas sean estimuladas por profesores y padres, de modo que las expectativas no estén supeditadas a los varones. Y que los hombres adultos entiendan que la cuota paritaria no constituye una amenaza a la excelencia. En la medida que existan más mujeres que ocupen espacios de alta responsabilidad, creo que podremos avanzar en este cierre de brechas y transformar el relato en hechos”, finalizó la mentora de ALMA.
Fuente: AUI/NRAO, socio norteamericano Observatorio ALMA. Red de Mentoras PROVOCA