Tiene la mente humana la capacidad de influir en nuestra salud, existen programaciones subconscientes que nos hacen infelices. Existen programas mentales que sabotean nuestra vida… Existe alguna forma de cambiar esos programas. Bruce Lipton parece tener las respuestas.
Bruce Lipton es doctor en biología celular egresado en la Universidad de Virginia en Charlottesville. Hasta 1983 fue profesor de anatomía en la Facultad de Medicina de la Universidad de Wisconsin. Fue pionero en la investigación de las células madres, pero sus estudios de biología celular irían mucho más allá. Lipton encontró una profunda relación entre lo mental y el comportamiento de las células.
Programación mental
La programación mental para Lipton hace la diferencia entre una vida catastrófica, signada por el sabotaje de nuestras propias creencias y cuestionamientos sobre el éxito y el fracaso, y una vida plena y satisfactoria. En todo caso lo esencial del planteamiento de Lipton, además de mirar las formas de reprogramarnos es entender que la evolución desde la perspectiva de la competencia está equivocada, no ganan la carrera evolutiva los organismos más competitivos. La ganan los que mejor lograr interactuarE y colaborar con otros organismos, los más útiles.
“Trabajando en una universidad del Caribe de pronto entendí que la vida de una célula está regida por el entorno físico y energético y no por sus genes. Los genes no son más que planos. Es el entorno el que actúa como el contratista que lee e interpreta esos planos”. Asegura Liptón en su libro La Biología de la Creencia.
Colaborar y no competir
Nuestra programación mental tiene mucho de esa visión de competencia. Los mejores, los más aptos. Esta actitud además de egoísta nos llena de profundo estrés, ganar a toda costa, incluso de nuestra felicidad, de valores y de la amistad con nuestros pares, es un reto demasiado destructivo. Por otra parte, cualquiera sea nuestro objetivo siempre vamos a necesitar de los demás. Si entendemos que no es la competencia sino la colaboración ya damos un paso gigante en nuestra forma de interrelacionarnos con el entorno humano.
Las creencias según Lipton son ese condicionante mental que realmente nos determina, no la genética, cómo hasta ahora habíamos creido. La manera cómo operan esas creencias a través del subconsciente programan lo que finalmente somos. Lipton y otros estudiosos del área han determinado que el 95% de nuestra vida es el subconsciente el que nos está influyendo. Nuestro pensamiento consciente queda sólo para un 5% de nuestra actividad, los anhelos, los deseos. De manera que si podemos reescribir los programas negativos en y cambiarlos a comportamientos positivos, esto hace que el 95% de la que hacemos no sea saboteando con los programas negativos.
Libro: La biología de la creencia
Ahora bien hacer cambios en la programación de nuestro subsconsciente es un proceso largo y complicado. El consciente y el subconsciente son entidades diferentes que actúan de manera independiente. Por más que nos repitamos algo en el consciente no vamos a reprogramar el subconsciente. Según Lipton para lograr una reprogramación mental del subsconciente se requieren entre otras cosas del manejo de técnicas de hipnosis, o de reprogramar utilizando una repetición de conducta para obtener un nuevo hábito y con las técnicas propias de la llamada psicología energética. Leer más aquí
Lipton nos plantea una visión revolucionaria en torno a cómo influimos en nuestro cuerpo a través de nuestro pensamiento, explica: En un experimento que hice en los años sesenta me cambió la idea que tenía del mundo.
«Puse una célula madre en un plato petri y, como cada diez horas se divide en dos, al cabo de dos semanas, tenía miles de células, todas idénticas. Luego cogí algunas de ellas, las coloqué en otro plato y cambié el entorno celular (son más como peces porque viven en un entorno fluido). Cambié la química en ese plato y ahí formaron músculo. Después, cogí otras del primer plato y las puse en un entorno diferente, y se formó hueso, y otras se convirtieron en grasa al volver a cambiar el entorno. Entonces, la pregunta es muy sencilla, ¿qué controla el destino de las células? Todas eran idénticas, lo único que era diferente era el entorno. Cuando cojo células sanas y las coloco en un entorno nocivo, las células enferman y mueren. Si un médico las mirara, diría: “¿Qué medicina hay que darles?” ¡Pero no hace falta ninguna medicina! Les cambias el entorno nocivo, las colocas en uno sano y saludable y las células sanan. Los humanos somos una comunidad de 50 trillones de células, por tanto, la célula es el ser viviente y la persona es una comunidad. ¡El humano es un plato petri cubierto de piel!»
Lipton va más allá, asegura que es la sangre el entorno que rodea a la célula en nuesro cuerpo, y el sistema nervioso, que crea una química diferente en la sangre. «La célula y el ser humano son la misma cosa. Por ello, si pongo al ser humano en un entorno nocivo, igual que la célula, también enferma. Si lo trasladas a un entorno sano, entonces sana. Por tanto, la medicina culpa a las células por la enfermedad y trata de cambiar la química de las células, pero ese no es el problema, el problema es el entorno. Y si cambias a la persona de entorno, sin medicamentos, el cerebro cambia la química. El cerebro de la célula y el de la persona leen y entienden el entorno.
Resumen de la entrevista en Buenos Aires de Bruce Lipton 2013
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