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Lactancia materna: por qué amamantar es un desafío social y personal

Amamantar es un acto maravilloso que hila el apego entre madre e hijo. Sin embargo, muchas mujeres transitan por el período de lactancia materna de una forma vertiginosa y hasta confusa. Ciertamente ayudaría tener un manual. La médica pediatra Yamila Mudarra Michelena esboza en este espacio algunas líneas para crearlo.

¡Bienvenidos a mi columna! Hoy mi aporte dentro del tema de la nutrición infantil será enfatizar la importancia de naturalizar la lactancia materna. Este es el comienzo de toda nutrición infantil, porque una lactancia adecuada siempre va a llevar hacia una alimentación adecuada.

Antes de comenzar me surgen algunas dudas. ¿Es realmente necesario que, en el siglo XXI, en plena era de la información, se hable de lactancia materna? ¿Existe alguna persona que a estas alturas no esté informada sobre los beneficios de la lactancia materna? ¿O que no haya leído alguno de los múltiples estudios que lo demuestran?

Me pregunto si debo centrarme en enumerar cosas como: la leche materna es el único alimento con todos los nutrientes para las distintas etapas del lactante y, por lo tanto, previene la obesidad y ayuda a un mejor crecimiento. O si mejor les explico cómo circulan los anticuerpos de la madre (vacunas naturales) y protegen a su hijo de enfermedades.

Mmm…, creo que no debo ir por ahí.

Prefiero dedicar este espacio a hablar sobre el acto de amamantar. Me sorprende oír y ver las opiniones de las personas sobre la lactancia. Creo que en este tópico debemos considerar y poner en práctica unas cuantas cosas.

Naturalizar lo natural

¡Sí! Debería ser un acto fácil, espontáneo, biológico y natural que nosotras (al igual que el resto de los mamíferos) logremos amamantar a nuestras crías (dígase hijos o bendiciones). Pero no lo es. ¿Por qué? Tal vez porque somos mamíferos socializados en una época donde la información nos ataca por todos lados. Existen miles de opiniones que pueden afectar, incluidos los aportes de otras madres, hermanas, tías, suegras, amigas.

He escuchado cosas como: “Con esos senos tan pequeños no vas a poder alimentarlo”, “Yo parecía una vaca, el chorro de leche me mojaba los pies”, “¡Ahh, no produces!”, “No debiste ponerte implantes, ahora no te va a salir nada”.

Por favor, practiquemos la empatía y evitemos agredir y llenar de dudas a las nuevas madres.

Es necesario desechar la terrible idea de que el amamantamiento está directamente relacionado con el amor que le tenemos al bebé.

Evitemos todos (personal de salud incluido) ser unos talibanes de la lactancia materna. Sí, es la mejor opción, y muchas veces se puede lograr desde el principio. Pero otras veces no. Y entonces ayudar al recién nacido y a la madre con un poco de fórmula bien indicada y de forma consciente, puede lograr la anhelada lactancia exclusiva.

Mitos de la lactancia materna

Voy a compartir brevemente las respuestas a algunas de las consultas más reiterativas que he escuchado durante mis 20 años como médica pediatra.

1. La producción es progresiva. Es normal que los primeros días salga poca leche y más si eres primeriza. La glándula mamaria se termina de formar después del primer parto, además la capacidad gástrica (tamaño del abdomen) del recién nacido es pequeño. Imaginemos un globo desinflado (el abdomen al nacer está lleno del poco líquido amniótico que traga en el útero). Ese globo poco a poco se va extendiendo y adquiriendo su tamaño, lo que nos lleva al próximo punto.

2. El bebé sí se llena con tu leche. Un recién nacido debe comer muy seguido -incluso hasta cada 20 minutos- porque su abdomen es pequeño y la leche materna se absorbe de forma rápida e integra (otra de sus ventajas), así que va a tener hambre prontamente. Yo sé que en 20 minutos no da tiempo ni para bañarse, pero es suficiente para su digestión, por eso siempre decimos: “Alimentación a libre demanda”.

Recomiendo practicar el “porteo del recién nacido”, eso facilita tener al bebé siempre cerca, pegado al pecho. Los recién nacidos menores de 38 semanas o menos de 2,5 kilos tienen mayor velocidad de crecimiento y un estómago más pequeño. Y los mayores de 4 kilos al nacer requieren más energía, van a comer más seguido.

La demanda es algo individual. Incluso, en un mismo niño, puede variar de un día a otro.

Es importante tener paciencia y entender que esto no tiene nada que ver con la producción. Puedes tener 30 litros de leche en cada seno, pero el bebé tomará solo aquello que llene su pequeño abdomen.

La primera persona que dijo que los niños comen cada 3 horas no tuvo hijos y de seguro jamás amamantó.

La necesidad de comer en lapsos seguidos o distantes lo establecen:

  1. La velocidad de crecimiento. Mientras menor edad o menor peso al nacer, mayor velocidad de crecimiento.
  2. La temperatura ambiente. Obvio, si tiene calor o lo tenemos muy abrigado va a necesitar más líquido.

3. La ingesta de líquidos es esencial. ¡Pero no, señora, no necesita tomar leche para producir más leche! No somos una máquina procesadora que ingiere leche por la boca y la brota por el seno. Lo que sí tenemos que hacer es mantener bien la hidratación. Agua es lo que necesitamos. En todas sus formas: natural (líquida, pura y cristalina), en zumo de frutas, y vegetales procesados en forma de sopas.

4. La perfección te hace imperfecta. ¿Qué se necesita además de agua para amamantar bien? Descansar, dormir bien y no estresarse. Es un tema relacionado con el Cortisol, también llamado hormona del estrés y la prolactina. Antes la recién parida pasaba de 30 a 40 días descansando sin hacer nada en la casa. Una tropa de familiares llegaba a cocinar, limpiar y ayudar con el hogar. Pero ahora… ahora son pocas quienes tienen ese apoyo. Las súper mujeres pretendemos que pasada una semana estemos delgadas, enérgicas, trabajando, atendiendo la casa, recibiendo las visitas. Incluso, los mismos familiares que antes ayudaban ahora van a conocer al bebé y esperan ser atendidos.

5. Las mamás no son cuadros de museo. Si vamos a visitar a un recién nacido ayudemos en algo a la madre. Podemos llevarle comida para varios días, decirle que le ayudamos a limpiar y ordenar. Atender a las mascotas. O simplemente encargarnos del bebé para que ella descanse, repito… SEAMOS EMPÁTICAS.

6. La taza y la copa se guardan. Siempre me preguntan si realmente el alcohol, el café y otras sustancias estimulantes pueden afectar al bebé. ¡Sí! Eso es cierto. Durante la lactancia hay alimentos que las mamás deben evitar. Empecemos por aquellos que no nos permiten estar bien hidratadas, como los que tienen exceso de sal: embutidos, conservas y muchos de los enlatados. Todo lo que en la etiqueta diga: glutamato monosódico, edulcorantes, sucralosa….

Puedes comer frituras, panes, carnes, pero, en general, trata de llevar una dieta igual a aquella de cuando estabas embarazada. Es buena idea tomar complementos vitamínicos, sobre todo aquellos diseñados para madres en período de lactancia.

7. Maternar: una conexión que fluye. Además de descansar y mantenerte hidratada, hay otras cosas que puedes hacer para lograr que el acto de amamantar sea lo que siempre ha sido: perfecto. ¡Debes disfrutarlo!

Amamantar es un momento único de conexión con tu hijo. Deja que te toque y tócalo. Acarícialo. Háblale.

Sobre todo, mira a tu bebé. Fusiónate en sus ojos. Exacto, tienes que soltar el teléfono y concentrarte en la acción de lactar. Porque es un ciclo de magia que dura muy poco tiempo. Descubre cómo se establece esa conexión que nadie puede explicar. Siente tu cuerpo unido al de tu hijo y despierta a la madre instintiva que todas llevamos dentro.

Lo que más te va a ayudar a aumentar tu producción de leche es poner al bebé en tu pecho. Mientras más lo hagas más va a salir. Si por alguna circunstancia (médica, laboral o cualquier otra) no puedes estar por algún tiempo con tu bebé, entonces extrae tu leche. Puedes guardarla y dársela después.

A temperatura ambiente, la leche materna resiste hasta 7 horas. En la heladera (la parte donde guardamos las verduras) puede permanecer en buen estado durante una semana. Y congelada se mantiene hasta un año. Si vas a regresar a tu trabajo, empieza un mes antes a hacer tu propio banco de leche. Ahora que lo menciono, debería desarrollar este tema en una nueva oportunidad, porque es sumamente necesario y amplio.

Tengan la seguridad de que una vez que la lactancia se establece (aproximadamente al mes de edad, días más días menos) será algo fácil, espontáneo y sin complicaciones. Se volverá una experiencia maravillosa como tanto se publicita, un ciclo tranquilo si aún no lo es. Ya lo lograrás.

¿Hasta cuándo amamantar? En realidad, esa es una decisión de la madre y el hijo. Existen muchos estudios y opiniones encontradas desde lo sociológico, lo nutricional, lo biológico y lo psicológico. Pero siempre es una decisión de la madre y del niño. Es algo de lo que hablaremos en la próxima entrega.

Y por supuesto, antes de despedirme debo decir…… ¡GRACIAS! Y no olvides compartir tus comentarios en la sección de abajo.

5 COMENTARIOS

  1. Gracias por aportarnos información referente a la lactancia materna, me parece interesante saber sobre el banco de leche, muchas gracias Dra

  2. Excelente artículo, sobre todo, porque en estos momentos, el exceso de información, desinforma. Es por eso que una guía bien escrita, práctica, clara, amena y concisa como esta, cobra relevancia. Muchas gracias por compartirla.

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