Carolina Álvarez González es la fundadora de un proyecto que convoca a emprendedoras para crecer juntas. Su nombre es Cosa de Mujeres y no solo propone el crecimiento de los negocios a través de la adquisición de herramientas, sino la creación de una comunidad. En 2022 cumple dos años y se propone tener la primera escuela de emprendedoras personalizada de Uruguay
El coraje, la persistencia y la motivación en conjunto sacan adelante a las emprendedoras de Uruguay. De allí que organizar encuentros de networking para generar una comunidad motivadora, sea uno de los objetivos que se propone Carolina Álvarez González.
La fundadora de Cosa de Mujeres nació en Durazno, una ciudad ubicada a casi tres horas de Montevideo. Aunque vivió en la capital desde los 18 hasta pasados los 35 años, regresó al verdor del departamento de Durazno y desde ahí gestiona su proyecto, que nació hace dos años en pandemia, y que congrega mujeres emprendedoras rurales y urbanas.
“Yo veo que la famosa garra de charrúa se manifiesta en el sentir y en el actuar de las mujeres emprendedoras uruguayas. Son muy guerreras. Son mujeres que no tienen miedo y poseen un corazón muy sincero. Pero a algunas les falta un impuso o necesitan una contención”, explica. Y ahí es donde entra su proyecto.
Cáete y levántate: sincera el reto
Cuando las experiencias se comparten es más simple retomar un camino desafiante. Carolina Álvarez González recuerda que al regresar a Durazno abrió varios pequeños negocios. Tuvo una empresa de limpieza y una guardería canina. Allí aplicaba lo aprendido en Montevideo (marketing, ventas, atención al cliente). También aportó su experiencia laboral como traductora y coaching para la gestión de equipos.
“En el camino de emprender caí, me levanté, volví a emprender, volví a caer… fui aprendiendo un montón de herramientas. Pero como soy una persona muy sociable, también detecté que otras mujeres tenían dificultades para empoderarse. Se me ocurrió iniciar una serie de reuniones donde se invitaba a mujeres profesionales a hablar del rol de la mujer como madre, esposa y trabajadora. Se extendieron por casi dos años y recibimos un reconocimiento de la Intendencia de Durazno”.
Esa etapa culminó y Carolina Álvarez González se dedicó a sostener su hogar. Trabajaba en una empresa americana de viajes cuando llegó el 2020 con la pandemia. Y con ella el desempleo y la necesidad de retomar proyectos salvavidas.
Mira el entorno, porque te refleja
“Yo estaba muy preocupada. Un día detecté que en Instagram se publicaban muchos productos artesanales, propuestas de cursos, servicios y productos. Todos eran ofrecidos por mujeres. Pasé tres meses contactando a algunas y estudiando qué pasaba. Leí en un informe de ONU Mujeres que las uruguayas perdían sus empleos a un ritmo más acelerado que los hombres. Y que la mayoría eran jefas de hogar. Até cabos y dije, ellas son las que están saliendo a emprender. Así que me pregunté cómo Cosa de Mujeres podía ayudarlas y cómo me podía ayudar a mí”.
Fue entonces cuando retomó su proyecto. “Comencé compartiendo contenido de valor entre las mujeres que convocaba. Pasado un año, participamos en una convocatoria de la Red Wara, que ayuda a emprendedoras de Latinoamérica a armar su modelo de negocio. Nuestro proyecto quedó seleccionado en el primer lugar entre 60 postulaciones de 10 países. Eso me permitió presentar mi pich ante una empresa que difundió la publicidad de Cosa de Mujeres en los ómnibus de Montevideo”.
Los avisos fueron vistos por Surplus Internacional, una empresa desarrolladora de franquicias que se mostró interesada por el proyecto. Simultáneamente, Cosa de Mujeres formalizó un patrocinio con Nuva Consultores, empresa que los acompañaba desde sus inicios de manera informal. También estableció relaciones con Soluciones Digitales y ABC Empresario. ¿Qué logró con todo este apoyo? Carolina lo explica: “Les propuse lanzar la primera escuela de emprendedoras del país, un espacio de aprendizaje y mentoría personalizada”.
Tocar lo rural sin excusa
Cuando Cosa de Mujeres comenzó, el 90% de las emprendedoras que formaban la comunidad vivían en Montevideo. A dos años – su segundo aniversario ocurre el 21 de mayo- las estadísticas señalan que el 50% vive en el interior del país.
“Que se sumen las mujeres del interior me hace muy feliz porque realmente necesitan este apoyo. Aunque el gobierno y diversas comunidades ofrezcan cursos y talleres, a la hora de aterrizar el conocimiento ellas se encuentran con un muro. El acompañamiento es vital, y ese es nuestro diferencial. Estamos allí durante los procesos de aprendizaje y continuamos allí para hacer escalar el negocio”.
Ese “estar presentes” es, para Carolina Álvarez González, lo que hace posible redimensionar la fuerza personal y potenciar el crecimiento en comunidad. “Gracias a Cosa de Mujeres yo aprendí a ser más empática. También me di cuenta de que las mujeres, efectivamente, tenemos un pie encima muy grande. Que no accedemos a ciertos lugares, pero que no es porque no nos dejan, sino porque no vamos. A veces tenemos miedo y tomamos autocuidados limitantes”.
Ser pioneras desde el campo
Para terminar, la emprendedora duraznense revela la nueva meta de Cosa de Mujeres. “Trabajamos en un proyecto llamado Pioneras, orientado a la mujer del entorno rural que necesita herramientas tecnológicas para trabajar desde el campo. Las empresas que se animen a patrocinar este proyecto son bienvenidas. En Uruguay el medio rural está poblado en un 85% por mujeres, queremos llegar a ellas”, concluye.
Para saber más sobre Cosa de Mujeres sigue su IG @cosademujeres.uy o entra a su portal: cosademujes.uy