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Arte Retiros Ko-Panqui: “Donde las propuestas artísticas toman cuerpo”

Claudio Ansorena y Pía Barraza hablan sobre la residencia artística Ko-Panqui. Este espacio enclavado en el hermoso Valle de Panqui es escenario de creación, producción y presentación de proyectos artísticos. En esta entrevista hablan de la historia del lugar, las experiencias desarrolladas y los proyectos por venir.

¿Danza butoh en Curarrehue? Sí. En el Km 4.9 camino a Panqui existe un lugar que recibe artistas y expresiones provenientes no solo de Japón sino de todo el mundo. La residencia artística Ko-Panqui existe desde el 16 de septiembre de 2017, explica Claudio Ansorena, su director-fundador. “Es una idea que comenzó hace aproximadamente 10 años con la construcción del espacio, la generación de redes y la vinculación con distintos actores del mundo del arte en Chile y en el mundo”, señala.

¿Cuál era su finalidad? “Nuestra motivación primera fue desde las artes escénicas, básicamente desde el teatro. Pero la necesidad, los vínculos y las redes han ido decantando a que se vaya dispersado más cada vez. Lo que ha sido muy grato. Hemos tenido espectáculos de diversa índole, siempre vinculados al arte, pero no exclusivamente a las artes escénicas: músicos, pintores, audiovisualistas. Se ha diversificado en el tiempo en distintas áreas”.

En Ko-Panqui se han realizado interesantes muestras de espectáculos y se ha recibido un público maravillado por la oportunidad de acceder a eventos nacionales e internacionales en un lugar tan apartado de los centros culturales. También es un espacio ideal para la inmersión en los procesos creativos. Un lugar de aprendizaje, donde se desarrollan workshop y experiencias de entrega de conocimientos. “Mucha gente que ha tenido experiencias con nosotros se está dedicando al arte de distintas formas, desde la música, el teatro, el circo… Y eso es lo más gratificante”, indica el también actor y gestor cultural.


Ko-panqui es una residencia ubicada en el valle de Panqui, Curarrehue. Son 7 hectáreas con vista a cuatro volcanes y el río en sus faldas donde se intenta provocar el menor impacto ambiental.  El espacio contempla tres construcciones con techos verdes, una sala de ensayo, bio-piscina y cafetería para las residencias. Además, se proyecta un teatro convencional que en los próximos tres o cuatro años estará terminado.

El retorno a lo nativo

Pía Barraza conoció a Claudio en Santiago, ambos provienen de la Escuela Internacional del Gesto y la Imagen La Mancha. Además, coinciden en considerarse “ciudadanos del mundo”, por sus múltiples experiencias en diferentes países, como parte de sus carreras. Hace siete años ella tomó la decisión de dejar Santiago y se residenció en Pucón. Allí volvieron a confluir porque Claudio, que nació en Curarrehue, había regresado y trabajaba en Ko-Panqui. Él la invitó a unirse, en un principio en la producción y después en el apoyo de la gestión.

“Nos encontramos con una visión parecida, con ganas de traer gente que queremos que venga a este rinconcito”, rememora Pía. “Aquí aprendemos también, no solamente con la gente que hace la clase, el workshop o el laboratorio, sino de todos. De los que ayudan, de los actores que vienen, de los principiantes. Y creo que lo más bonito es que uno siembra la semilla y la cosa empieza a germinar. Hemos tenido visitas increíbles, ha venido gente de Bolivia, Alemania, Japón. Mucha gente interesante que nos hace seguir con la energía de potenciar esto cada día más”.

La respuesta positiva a venido de todas partes. Pía explica por qué Ko-Paqui suele ser elegida como residencia artística. “Que sea rural y esté escondida creo que es lo más atractivo. Finalmente, todo el mundo está buscando irse a la montaña a crear, volver a encontrarse con la naturaleza, ver cómo nos provoca, como nos incita a la creación”.

Claudio Ansorena tuvo una motivación muy personal al fundar Ko-Panqui. “El hecho de ser una persona nacida en el campo y de una zona cordillerana de La Araucanía, y haber tenido que migrar a recorrer el mundo para poder aprender y desarrollarme en el arte, creo que me motivó a volver para generar un centro de creación artística. Para que los que vienen, las siguientes generaciones, no tengan que hacer todo este periplo por el mundo para poder encontrarse con estas experiencias artísticas. Sino que podamos desarrollarlas desde acá mismo”. En la imagen la obra “El Concilio de las Piedras”, un laboratorio creativo teatral con la participación de Teatro de los Andes (Bolivia) y Kim, teatro danzante (Chile) con el cual se inauguró la residencia.

El trabajo en pademia

¿Cuáles ha sido los alcances de la crisis sanitaria dentro de la dinámica de Ko-Panqui? “Producto de la situación Covid hemos estado en los últimos tiempos concentrados con distintas compañías, en trabajar las producciones desde acá”, dice Claudio. Para lanzarlas en producciones audiovisuales porque no tenemos la posibilidad de traer público. Ha habido una evolución, una mutación”. El director se refiere principalmente a dos producciones: “Atmen” y “Solastalgia”.

“Tuvimos una residencia bastante prolongada con un grupo de artistas de Berlín, Alemania, trabajando el proyecto “Atmen” (“Respira”), que habla del abandono que a veces la comunidad tiene con respecto a los espacios naturales. Es un trabajo audiovisual que se monta en distintos centros culturales y museos, y que viajará por el mundo. Este producto está a punto de salir y lleva un poquito más de un año de trabajo”.

Desde agosto del año pasado trabajan en otra producción audiovisual, que se estrenará el 8 de mayo.  “Solastalgia”  es un proyecto de circo teatro dirigido por un Alain Villeux -uno de los gestores del Circo del Mundo y  vinculado al Cirque du Soleil-, generado por  Circo Lacustre de Villarica. «Se habla de un mundo futuro muy en decadencia y cómo un grupo de seres humanos logran desarrollar un micro mundo y establecer reglas en una sociedad nueva y de esperanza. Cuando nos planteamos este trabajo no existía Covid, entonces se hace muy interesante que en el proceso lo que era una fantasía se transforma en realidad”, reflexiona Claudio.

“Contrario a lo que podríamos haber pensado de este año en pandemia, creo que eso ha potenciado el espacio. Y creo que van a salir muchas propuestas interesantes, porque la gente está en un stop donde se reencuentra con su motor creativo”, menciona Pía. En la imagen se aprecia un recital de música de cámara (no se han realizado durante la pandemia), en un espacio de 90 metros cuadrados que se utiliza como sala de ensayo, muestra de espectáculos y música clásica, conferencias, workshop y talleres.

Proyectos y desafíos por venir

Se acerca la temporada de invierno y en Ko-Panqui están preparados para recibir el solsticio con una residencia de danza japonesa butoh. «La propuesta es de la maestra Úrsula. Esto es una investigación en relación a las emociones y las estaciones del año. Luego tenemos la segunda parte de la residencia de Paloma Espinoza, laboratorio en relación a los aromas del lugar y la destilación a través del alambique,  lo cual dará como resultado el perfume de Ko-Panqui.  También se presenta en Berlín y próximamente en un festival en Suiza el resultado de las residencias que tuvimos el año pasado: Atmen (investigación sobre la deforestación en el cambio climático) y Welentunge de la artista Marjorie Chau».

Tanto Pía como Claudio han creado y mantienen redes de apoyo y colaboración, principalmente en Europa, México, Japón, Australia y Nueva Zelanda. Lo que les permite trabajar los proyectos e ideas, y generar vínculos para los trabajos a futuro. “Este año tenemos varias propuestas de personas que quieren venir a internarse en la montaña a terminar etapas de trabajo, de investigación”, cuenta Pía. “Además, Claudio se acaba de ganar un Fondart para trabajar en Ko-Panqui, así que agradecidos”.

“Es una noticia muy gratificante”, señala Claudio ya para finalizar la entrevista. “El proyecto se llama “Inútil laboratorio teatral” y se desarrolla con Carolina Díaz, una actriz y dramaturga chilena. Habla de los aspectos en donde nosotros como seres humanos ponemos mucha fuerza, pero que a veces la sociedad los caracteriza de inútiles. Y tiene que ver con algunas iniciativas que a veces son poco percibidas o mal interpretadas por el común de la sociedad, pero que en realidad tienen mucho sentido. Habla de la relación humana entre las personas y el respeto por el medio ambiente y por la comunidad local. Vamos a concentrarnos en las cuatro estaciones del año y desde este lugar hablaremos sobre esa temática. Pretendemos sacar este producto para abril del 2022”.

Si quieres conocer más sobre el trabajo de Ko-Panqui puedes seguir su Instagram en @arte.retiros.kopanqui Los interesados en tener información más precisa pueden escribir al correo: arte.retiros.kopanqui@gmail.com Esta residencia artística está ubicada en el Km 4,9 camino a las termas de Panqui, Currarehue, La Araucanía, a 46 km del Paso Mamuil Malal.

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