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Distanciamiento social por coronavirus puede aumentar riesgo de suicidio

Según artículo escrito publicado en el Journal of the American Medical Association Psychiatry (JAMA Psychiatry), entre las consecuencias secundarias del Covid-19 está el aumento del riesgo de suicidio por el distanciamiento social.

En el estudio denominado «Mortalidad por suicidio y enfermedad por coronavirus 2019: ¿una tormenta perfecta?», los investigadores aseguran que las tasas de suicidio en los Estados Unidos registradas en 2018, son las más altas desde 1941. Si a eso se le suma el confinamiento por el Coronavirus y las consecuencias económicas que la pandemia podría generar, estaríamos ante la posibilidad de un aumento significativo de los suicidios.

Entre las causas descritas en el estudio se encuentran el estrés económico, el aislamiento social, la disminución en el acceso al apoyo comunitario, religioso, al que comúnmente recurren muchas personas deprimidas o en estados angustiosos. La atención mental deja de ser una prioridad y las medidas llevan a los pacientes al abandono de las consultas. Una especie de angustia generalizada que vive la población ante un futuro incierto, donde los pequeños negocios cerrados, la ausencia de clases, la falta de lugares de entretenimiento, son factores estresantes.

El estrés económico factor de riesgo para suicidio

La estrategia de confinamiento y suspensión de actividades sociales originará una recesión. Las recesiones económicas generalmente se asocian con mayores tasas de suicidio en comparación con períodos de relativa prosperidad. Desde la crisis de COVID-19, las empresas han enfrentado adversidades y despidos de empleados. Las escuelas han estado cerradas por períodos indeterminados, lo que obligó a algunos padres y tutores a ocuparse de los hijos, abandonando muchos su trabajo, para otros el telertrabajo no es una opción. Además el mercado de valores ha experimentado caídas históricas, lo que resulta en cambios significativos en los fondos de jubilación. La investigación existente sugiere que el estrés económico sostenido podría asociarse a un incremento futuro en las tasas de suicidio en los Estados Unidos.

El aislamiento puede ser la clave

Las principales teorías del suicidio enfatizan el papel clave que juegan las conexiones sociales en la prevención del suicidio. Las personas que experimentan ideas suicidas pueden carecer de conexiones con otras personas y, a menudo, desconectarse de los demás a medida que aumenta el riesgo de suicidio. Los pensamientos y comportamientos suicidas están asociados con el aislamiento social y la soledad. Por lo tanto, desde una perspectiva de prevención del suicidio, es preocupante que la estrategia de salud pública para la crisis COVID-19 sea el distanciamiento social. Además, la familia y los amigos permanecen aislados de las personas hospitalizadas, incluso cuando sus muertes son inminentes. En la medida en que estas estrategias aumentan el aislamiento social y la soledad, pueden aumentar el riesgo de suicidio.

Noticias aumentan estrés nacional

Es posible que la cobertura de noticias de estos eventos sin precedentes sirva como un factor estresante adicional. Muchas personas aumentaron su exposición a las noticias diariamente, lo que afecta especialmente para personas con problemas de salud mental preexistentes. Los resultados de la ansiedad nacional sobre la depresión, la ansiedad y el uso de sustancias calmante por parte de las personas merecen un estudio adicional.

Sugerencias para prevenir el suicidio

A pesar de los desafíos, existen oportunidades para mejorar los esfuerzos de prevención del suicidio en este momento único. Por ejemplo el distanciamiento social no tiene que ser físico. Se pueden hacer esfuerzos para mantenerse conectados y mantener relaciones significativas por teléfono o video, especialmente entre personas con factores de riesgo sustanciales de suicidio.

Es esencial considerar el manejo de las personas con crisis de salud mental. Los procedimientos de detección y prevención de COVID-19 que podrían reducir el acceso a la atención en los hospitales o centros asistenciales; (por ejemplo, citas canceladas, enviar pacientes a casa) podrían excluir la detección de crisis de salud mental. Se necesitaría personal clínico psiquiátrico hasta cierto punto en entornos que actualmente atienden a pacientes con COVID-19. Una alternativa en lugar de enviar a un paciente a casa, se podrían considerar entornos de tratamiento alternativos, como citas de telemedicina, o en otros ambientes, como espacios abiertos de aquellas personas que por distintas razones no tienen acceso a la telemedicina.

El seguimiento y contacto con los pacientes de riesgo puede ser otra medida que contribuye a reducir la tasa de suicidio. El contacto de seguimiento puede ser especialmente importante para las personas que son positivas para COVID-19 y tienen factores de riesgo de suicidio.

Investigadores del estudio: Mark A. Reger, PhD; Ian H. Stanley, MS; Thomas E. Joiner, PhD

Para envío de información: redaccion@mujerdelsur.cl

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