Hace cinco años naufragaba emocionalmente, pero hacer una bitácora en Instagram le devolvió el timón. Capitaneó un cambio de vida que incluyó moverse de territorio, con las consecuencias que acarrea el emigrar: nuevas oportunidades, nuevas amistades. Este mes presentó al mundo su proyecto MujerSinEdad.cl un espacio que da voz a las mujeres del mundo.
“Cuando subí al tepuy Roraima disfruté los momentos de soledad. Pero recuerdo que cuando estaba acompañada había más risa, menos contención. Yo no sé si se llega más lejos o más rápido, pero aprendí que acompañada hay más aprendizaje y el camino es más divertido”, recuerda Susana Ramírez. Ella cree en las redes. Por eso les planteó a 15 mujeres de Venezuela, Panamá, Francia, Chile y Estados Unidos hacer un proyecto común. Un portal de confesiones y reflexiones donde además abrirán cursos online para sacarle punta a sus talentos y conocimientos.
“El proyecto empezó a gestarse por mi necesidad de tener una red. Empecé con mi Instagram @mujersinedad en Venezuela durante un proceso de renacimiento hace cinco años. Estaba pasando por una crisis depresiva. Durante una conversación con mi sicóloga le dije: “Me siento como una mujer sin edad. Yo tenía 45 años y quería rehacerme, pero estaba cansada del cuestionamiento, de pensar que la edad nos limita. Mi terapeuta, y amiga, me dijo: ¿Por qué no comenzamos con Instagram? Veamos si el nombre está disponible”.
Espíritu sin edad
El nombre estaba libre y también poco a poco comenzó a estarlo el espíritu de Susana Ramírez. “Eso me hizo reprogramarme con el tema de la edad. Investigué que inconscientemente nuestras creencias limitantes nos indican qué hacer con cierta edad. No puedo vestirme así, ni enamorarme de nuevo, tampoco comenzar un proyecto, o tener plata a esta edad. Menos comenzar una nueva vida”.
Actualmente @mujersinedad ha posteado 732 publicaciones y tiene 4 mil 748 seguidores. Pero el portal MujerSinEdad.cl es un sueño mucho más ambicioso. Enfocado en el mismo público, se trata de un proyecto colectivo. “Empecé a invitar amigas para hablar en conjunto y sin fronteras. Tenemos diferentes edades, entre 28 y 67 años, y trabajamos en función de la integración. Me dije también que la revista tiene que ser autosustentable. Todas las que estamos allí creemos que uno de los bastiones de la liberación de la mujer es la economía. De ahí surgió la sección de cursos. Quienes los compren adquirirán conocimientos y quienes los imparten tendrán una entrada (de dinero). Es un modelo de negocio circular, todos nos damos algo”.
Las vidas de Susana Ramírez
Por supuesto al verla nadie reconoce a una mujer cuya edad circula alrededor de los 50 años. Pero Susana Ramírez no solo acaba de celebrar sus 51 con lozanía y energía renovadora. Sino que conserva un humor juvenil e ingenioso para reírse de sus propias vivencias. “Algún día haré un stand-up comedy” apunta tras una insólita confesión de cómo consiguió su primer trabajo. Pero bajo tanta risa hay muchas vivencias. “Yo me gradué tarde, como a los 30 años. Porque antes me casé, tuve hijos, después me divorcié… he tenido muchas vidas en una vida”, dice.
Licenciada en Administración Comercial con especialización en Recursos Humanos y Desarrollo Organizacional, ascendió como vendedora de pasajes de avión en la línea aérea venezolana Aeropostal, a encargada de recursos humanos. Creó una empresa de desarrollo organizacional. Y trabajó en la Fundación Niños del Sol en Maracaibo, donde se acercó por primera vez a escenarios de maltrato y violencia intrafamiliar. Y a mujeres vulneradas y maltratadas. “Yo también lo viví en algún momento. También pasé por muchas cosas de violencia familiar. Verlo desde otras miradas fue muy importante”.
Con estas experiencias a cuestas Susana Ramírez compaginó su profesión y su vocación. Ahora a manera de broma dice que tiene una hija, la única, porque es madre de tres varones (de 28, 27 y 19 años). “Siempre me ha gustado trabajar con personas. La revista, que es mi hija hembra, me ha permitido compartir con otras mujeres y obtener un aprendizaje. Ella ha sido como un espejo en el que veo lo que me gusta y lo que no me gusta de mí”.
La inclusión masculina
Susana Ramírez llegó a Chile en febrero de 2017 con su segundo hijo. El año pasado arribó su hijo menor (el mayor está en Estados Unidos). “La experiencia de migrar tiene de todo: tristeza, alegría, frustración, momentos muy buenos. Vives desde no tener un colchón, a tener un colchón y luego una cama”, cuenta a manera de resumen. Primero en Punta Arenas y después en Santiago, la directora de MujerSinEdad ya está adaptada.
Su proyecto está en marcha. Y aunque tiene mucho camino aún por andar, muchas limitaciones dejaron de existir: la edad, las fronteras geográficas… incluso las diferencias de género. “Muchas veces me preguntan por qué solo me dirijo a mujeres. Simplemente es mi target, pero los hombres pueden entrar, suscribirse, tomar los cursos. La mujer se transforma y ayuda al hombre a transformarse. Yo soy paridora de tres hombres. Creo que ellos (los hombres) son el eslabón que nos falta para seguir construyendo una sociedad equitativa, más humana”.
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