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Wiñol Tripantu: La naturaleza siempre apuesta por el equilibrio

Cada año, el regreso del sol en junio anuncia el wiñol Tripantu. Esta ceremonia mapuche es esperada con gran respeto en el Wall Mapu (territorio mapuche), porque avisa el fin de un ciclo y el inicio de otro. Se recibe como una oportunidad para vivir una nueva vuelta al sol. María Isabel Lara Millapan explica su significado y las costumbres que conlleva, y lo hace con una profunda remembranza a su infancia y al recuerdo de sus ancestros.

“El Wiñol Tripantu es una ceremonia del pueblo mapuche que tiene un contexto social, cultural y espiritual. Nuestra concepción del mundo, nuestra mirada, siempre ha sido y es holística. Wiñol significa volver. Antü, sol. “El sol que regresa”. Por lo tanto, significa el fin de un ciclo y el comienzo de un nuevo ciclo, de la naturaleza y también de nosotros que somos parte de ella”, explica María Isabel Lara Millapan, doctora en Didáctica de la Lengua y Literatura, y académica en la Pontificia Universidad Católica de Chile, campus Villarrica.

La ceremonia marca el inicio del invierno austral. “La fecha exacta depende del cambio de la luna, nos guiamos por ella. Eso puede ocurrir entre el 21 y el 24 de junio.  “Decimos que desde ahí el día comienza a crecer en un trekan alka (en un paso de gallo). Los días comienzan a ser más largos. Antes de eso llueve mucho, la tierra se purifica con la lluvia y el viento”.

¿Qué hacer durante el wiñol Tripantu? (recomendaciones para personas no mapuches): “Mantener silencio y recepción, una actitud de conectarse con la tierra, de observar. Mantener la calma para estar en equilibrio, para soñar y tratar de estar en la máxima armonía posible. Eso se logra buscando el equilibrio. La naturaleza siempre apuesta, siempre permite, el equilibrio. Hay que observar y seguir el camino de la Mapu, de la tierra”. Fotografía cortesía de ©Alvaro de la Fuente/Dialogo.

Cambios de época y renacer

María Isabel Lara Millapan rememora que antiguamente la ceremonia era muy familiar. Ahora es más comunitaria, se ha ampliado a muchas instituciones, especialmente en universidades, colegios y entidades educativas. Esto debido a que cada vez hay más sensibilidad y apertura hacia la cultura mapuche. Aunque en algún momento la tradición estuvo solapada y logró sobreponerse.

“Hubo un tiempo en que se había olvidado el nombre del Wiñol Tripantu, aunque nuestra gente realizaba las mismas actividades y ceremonias. Su nombre había sido tergiversado por la dominación cultural».

Fiel a mantener las tradiciones, María Isabel Lara Millapan hace un inciso para explicar que usa el término Wiñol Tripantu en lugar de We Tripantu, porque lo considera más adecuado. Es algo que ella también tuvo que aprender. “Muchas veces se dice We tripantu pero este concepto es más occidentalizado, pues se tiende a traducir como año nuevo. Entonces se puede pensar que es como el 1° de enero y su concepción es muy distinta. Wiñol Tripantu en cambio es el concepto ancestral, el sol que regresa a la tierra generando un cambio de ciclo en ella y en la vida mapuche”.

La catedrática describe que la ceremonia comienza muy temprano, con los primeros rayos del sol. “Cuando decimos que la naturaleza se renueva nos referimos a toda la naturaleza. También se purifica el agua. Antiguamente había una costumbre nuestra de ir a bañarse muy temprano, como símbolo de purificar el cuerpo y el espíritu. Hoy en día es más difícil, producto de la contaminación generado por entidades externas a nuestro territorio.

Existen tres ceremonias en el Wiñol Tripantu: el Llellipun (rogativas), el Katan Pilun (perforación de orejas para colocar los chaway o aros) y el Lakutun (dar el nombre a un bebé). Fotografía: «Campus Villarrica UC»

Las ceremonias del Wiñol Tripantu

Una de las primeras acciones del día del Wiñol Tripantu es el Llellipun (rogativas) dirigidas a las energías de la tierra y a los antepasados.  Allí se pide por la salud, la alimentación y todo lo que necesitamos para vivir en equilibrio.

Se celebra realizando purun (danzas) acompañados de nuestros ayekawe (instrumentos musicales y espirituales), tales como kultrung, trutruka y se hace allekan (momentos alegres para compartir). Junto a ello se hace Mizawün, es decir se comparten alimentos propios de la cultura mapuche.

Si hay niñas que van a entrar en la adolescencia se realiza un rito para colocarles sus primeros chaway (aros). “Durante toda mi infancia celebré el Wiñol Tripantu en mi casa, con la familia, con los abuelos y con los que ahora no están. Crecí observando las actividades que se hacían, eran muy bonitas, muy significativas. Por supuesto tuve esa ceremonia del Katan Pilun, cuando me colocaron los chaway. Cada chaway tiene un símbolo. Los que son de niña, los de mujeres mayores, los de mujeres casadas… a veces se heredan también. Yo recibí los de mi bisabuela, que uso en ocasiones especiales. Después tuve los míos también”, recuerda María Isabel Lara Millapan.

Si han nacido bebés en la casa, este día se realiza el Lakutun, una ceremonia en la que el bebé recibe el nombre de su Laku (abuelo paterno). “Antiguamente no había apellidos. Lo que ahora son los apellidos, antiguamente eran nuestros nombres. Esto fue producto de la asimilación cultural y lingüística que sufrió nuestro pueblo.  En la actualidad se están volviendo a colocar nombres mapuches, pero no siempre indican el significado territorial como lo era antiguamente.

Este año, el Consejo Nacional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, nominó a María Lara Millapan a ser parte del jurado para la designación del Premio Nacional 2020 de Literatura. Fotografía: ©Alvaro de la Fuente/Dialogo.

Alimentos no solo para el cuerpo

Durante el Wiñol Tripantu se disfruta de alimentos típicos de la cultura mapuche, como el muday, una bebida que puede ser de trigo, maíz o piñones. También las clásicas sopaipillas, las tortillas de rescoldo y la carne, que casi siempre está presente. “El cerdo se consume mucho en esta fecha. Muchas familias que viven en el campo y crían animales, tienen la costumbre de engordar un cerdito, que es exclusivo para celebrar el Wiñol tripantu”.

Este también es un periodo para reflexionar desde todos los ámbitos, “pero especialmente desde el plano social y político, por todo lo que nos toca vivir como pueblo. Desde el contexto espiritual mapuche este es un momento para pensar, para observar más la tierra. Para observarnos a nosotros. Observar la realidad de nuestro pueblo. Lo que estamos viviendo”.

Para finalizar, María Isabel Lara Millapan considera que este año es muy complejo porque no se puede celebrar como otros años. “No podemos visitarnos. Igual vamos a hacer nuestra rogativa como lo hacemos todos los días, porque el Llellipun se hace a diario. Pero otros eventos no los vamos a poder realizar en comunidad. Una actividad virtual nunca va a reemplazar el sentido que tiene para nosotros. Además, nuestro pueblo se ve muy afectado como todos por esta enfermedad. Especialmente los mayores. En nuestra cultura la muerte de una persona mayor es la muerte de una fuente de sabiduría, de un idioma, de una historia”, puntualiza.

La Araucanía aplaude que este año, María Isabel Lara Millapan fue invitada por el Consejo Nacional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, a formar parte del jurado para la designación de los Premios Nacionales 2020 en Literatura.

Para enviar información: redaccion@mujerdelsur.com

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